martes, 11 de mayo de 2010






Hacer yogur en casa es muy sencillo; supone un ahorro de energía, de recursos materiales y de dinero, y además podemos comérnoslo fresco.
Para hacer yogur sólo hay que dar leche calentita "para comer" a un poco de yogur
que ya tengamos. A una temperatura de unos 45ºC, las bacterias que hay en el yogur producen una fermentación que transforma los azúcares de la leche en ácido láctico. De esta forma la leche se va espesando y convirtiéndose en yogur.
El yogur se usa desde la antigüedad. Se cree que se formó espontáneamente por la
acción del calor del sol sobre los recipientes en los que se guardaba la leche, que estaban hechos con pieles o estómagos de animales en los que se encuentran las bacterias que forman el yogur.

Qué hace falta
• Leche (tanta como yogur queramos hacer).
• Algo de yogur natural sin azúcar (comprado o del que nos queda en casa).
• Botes de vidrio que tengamos en casa: tantos como sean necesarios para que
quepa toda la leche. Tienen que estar limpios y secos.
• Una cuchara limpia.
• Algún aislante que conserve el calor: papeles de diario, una caja de corcho o
porexpan, un termo, una manta...
• Lo idóneo (aunque no es imprescindible) es tener un termómetro que llegue
hasta 90ºC. Se venden en tiendas de material de laboratorio.

Cómo se hace

Poner una cucharada de yogur en cada bote. Por cada medio litro de leche hace falta una cucharada, más o menos.
Se pone la leche a fuego lento hasta que llegue a 85ºC, removiendo de vez en cuando con un utensilio limpio (por ejemplo el propio termómetro) para que no se pegue en el fondo.
Esto tarda unos 10 minutos, dependiendo de la temperatura ambiente.
Si no tienes termómetro, apaga el fuego cuando la leche empiece a humear y a subir ligeramente.
Remover la leche de vez en cuando hasta que baje a 45ºC. Tarda una media hora, según la estación. Si baja de 45ºC, volveremos a encender el fuego hasta que llegue a esa temperatura.
Si no tienes termómetro, mete medio dedo meñique (es el más sensible) en la leche: estará a punto cuando todavía te quemes pero puedas aguantar el dedo dentro. Si no te quemas, vuelve a calentarla hasta 45ºC.
Vertemos la leche en los botes, cuanto más los llenemos mejor (así quedará menos aire).
Remover vigorosamente con la cuchara para que el yogur se mezcle bien con la leche.
Tapar los botes y guardarlos de manera que se conserve el calor: envueltos con papel de diario y metidos en una caja, envueltos con una manta, etc. (en este caso puede ser conveniente ponerlos en una bolsa para evitar que la manta se manche).

Dejarlos reposar sin moverlos para nada durante al menos 6 horas (por ejemplo toda la noche) en el lugar más caliente de la casa.
Sacamos los botes de la caja, esperamos 5 o 10 minutos para que pierdan la tibieza y los metemos en la nevera. En unas 4 horas el yogur se habrá espesado y estará listo para comer. Se continúa espesando durante dos días.

Cómo se conserva
Sin abrir el bote, el yogur se conserva 8 o 10 días.
Una vez abierto, al cabo de unos 5 o 6 días se formarán hongos de color blanco
y rosa en la superficie del yogur (en contacto con el aire). Si lo vamos comiendo regularmente no se llegarán a formar nunca.
Si el bote nos dura más de 5 días es conveniente que quitemos los restos de yogur
de las paredes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario